En el cementerio de Manzanares

Entregan a su familia los restos del primer identificado de los 33 cuerpos exhumados en fosas comunes

Francisco Martín Alcarazo fue ejecutado en octubre de 1940 cuando su hija María, que aún vive, tenía 10 años

Francisco Martín Alcarazo ya reposa en una sepultura junto a sus familiares después de casi 82 años. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica hizo entrega a su hija María de sus restos, identificados genéticamente. Es el primer identificado de los 33 cuerpos que fueron exhumados en dos fosas comunes el pasado mes de mayo en el cementerio de Manzanares.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) entregó el sábado los restos identificados de Francisco Martín-Carnerero Alcarazo, que fueron recibidos por su hija María. A sus 91 años, vivió ese momento "con una intensa mezcla de emociones" en las que se alternaban "la alegría y la tristeza". A finales de mayo del año pasado, cuando se realizaron los trabajos de exhumación de las dos fosas comunes, María Martín ya expresó la alegría que le suponía poder recuperar los restos del padre que le arrebataron cuando ella tenía 10 años.

Junto a la urna con los restos, María recibió una pequeña caja de madera con unos botones que aparecieron asociados al cuerpo de su padre durante la exhumación. Según la ARMH, después de abrazar la urna visiblemente emocionada, su familia acompañó a María hasta el cementerio donde los restos de Francisco fueron enterrados en una sepultura familiar.

En el acto también participaron miembros del Colectivo Memoria Histórica Manzanares. Ellos realizaron la investigación previa y promovieron la exhumación de las dos fosas que se llevó a cabo en mayo de 2021. Para José Luis de Gracia, bisnieto de Francisco y uno de los promotores de la exhumación, "ha sido un emotivo acto de reparación, solemne y cercano y es algo que tenía que haber ocurrido hace mucho tiempo".

Francisco Martín-Carnerero Alcarazo, vecino de Manzanares y miembro de la Policía Municipal desde febrero de 1936, fue movilizado con el Ejército de la República en mayo de 1938. Afiliado a la UGT, fue detenido el 6 de abril de 1939, unos días después del final de la Guerra Civil, y condenado a pena de muerte por adhesión a la rebelión en el juicio sumarísimo 2828 que se celebró el 18 de junio de ese mismo año. Fue asesinado el 25 de octubre de 1940 cuando tenía 36 años y enterrado en una fosa común situada extramuros en el cementerio municipal de Manzanares.